Como en una parte de hogares del país, Estela López Hernández es madre soltera con 4 hijos. Y sin descansar trabaja a diario en el palmeo y venta de tortillas en el mercado Monseñor Madrigal de la ciudad de Ocotal.
La diferencia con ella es que dos de sus hijos son discapacitados de nacimiento.
Freyser Antonio, de 16 años, se moviliza arrastrándose con sus caderas en los espacios irregulares de la casa por estar asentada en un terreno no plano, mientras que Yaritza Jasmin, de 10 años, permanece estática en una silla, a la espera de que le lleven a la boca los alimentos, los cuales deben ser líquidos o muy suaves.
Pese a las condiciones de pobreza, Estela permanece con un rostro sonriente enfrentando los desafíos de la vida. "Yo nunca he renegado de mis hijos, yo digo que los cuatro hijos que tengo son una bendición, no me puedo quejar de mis hijos porque Dios me los ha dado, así como me los ha dado yo tengo que cuidarlos", sostiene Estela.
Refiere que los únicos ingresos económicos de sostén de la familia provienen de la venta de tortillas. "Mi trabajito es vender tortillas, de ahí de la venta de tortillas sale todo lo de estos chavalos, y gente que nos ha apoyado bastante gracias a Dios", manifiesta.
Una obra con propósito social
Cuando llegamos al barrio 19 de Julio de Ocotal, a la casita de Estela, a la cual se accede por un intrincado camino, hallamos a Freyser sentado en la arena de una hondonada preparándose para bañarse frente a un recipiente de plástico lleno de agua. Para subir y bajar lo hace con las habilidades propias que ha desarrollado.
La casa pequeña de dos ambientes, de adobe y piso de tierra suelta, tenía hace unos días un frágil techado a base de madera, plástico y latones agujereados, prácticamente una incertidumbre total para pasar el invierno.
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Freyser tiene 16 años y debe arrastrarse para poder moverse de un lugar a otro. Foto: Leoncio Vanegas/Radio ABC Stereo
Pero justo al iniciar las lluvias, un grupo de jóvenes caritativos que organizados por Cristóbal Pérez del barrio Sandino, llegó y en tres días reemplazaron el techo por uno de perlines y zinc.
"Para llevar a cabo esto hemos rifado una cama Olympia, que dicho sea de paso la vamos a entregar el día sábado 25 de mayo, con eso compramos el zinc y para los perlines, hicimos venta de nacatamales. Ha sido un equipo, no tenemos dinero pero viendo la necesidad de estos niños que son un tesoro, esta es una oportunidad también de hacer la obra", explica Pérez.
La recaudación de fondos continuará para concretar la segunda etapa que será el repello de paredes y embalsado de piso. "Como Freyser se desplaza arrastrado, nunca lo vamos a ver limpio, entonces necesitamos ese piso para que él juegue dignamente también, y la bebé Yaritza, que vive en esa silla, para que en tiempo de polvo respire un aire más limpio", explica el joven. Estela Hernández expresa su agradecimiento.
Para Cristóbal, los jóvenes voluntarios que conocen de albañilería, carpintería y electricidad y los jóvenes que realizan colectas de recursos, aunque procesan una fe religiosa, la solidaridad trasciende religiones y fronteras y asegura que se siente más satisfacción en dar que en recibir.
Las personas que deseen ayudar pueden llamar al teléfono
5887-1441.