Sara Nohemí nació con una discapacidad motora en sus pies y eso hace que sus manos sean más agiles para desplazarse por cualquier terreno y más si de aprender se trata, pues anhela convertirse en una profesional.
Para alcanzar esa meta, Sara asiste a la escuela rural de la comunidad de Potosí Abajo, 4 kilómetros al noroeste del municipio de Quilalí, al norte de Nicaragua, donde cursa el primer grado de educación primaria.
Su madre Aracely Almendares siempre supo que al nacer su niña enfrentaría el mayor reto de su vida y eso le permitió convertirse en su primera maestra, así mismo buscó alternativas para que la pequeña se sienta incluida, no solo en la escuela, sino también socialmente.
En el hospital le han dicho que es un retraso psicomotor el que tiene, ella platica y habla muy bien, le gusta el estudio y que la lleve a clases", cuenta con entusiasmo su mamá Aracely.
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Ella no tiene un andarivel, por ello es que su madre debe cargarla en brazos y caminar un poco más de 4 kilómetros de la casa al centro educativo, pero a pesar de las dificultades Sara es una de las primeras estudiantes en llegar su salón y ha mostrado voluntad de aprendizaje, logros que reconocen tanto su madre Aracely Almendares como su maestra Elia del Carmen Sánchez.
"En el traslado me toca llevarla a tuto, es duro porque es más de medio hora de la casa a la escuela, a mí se me duermen las manos porque ella pesa y no camina, ella se desplaza por el suelo con las manos y rodillas", confiesa Aracely.
"A ella le cuesta agarrar el lápiz pero en expresión oral ella es muy activa, siempre está participando a la hora de comentar sobre algún tema, ella con ayuda de su mamá va mejorando", comparte su maestra.
En contra de todo pronóstico y discapacidad, Sara Nohemí, de seis años de edad, ya empieza a realizar sus primeras tareas y su madre asegura sentirse feliz, porque pronto su niña podrá leer y escribir. Si usted desea apoyar a Sarita puede contactarse al número 8854-6207, ella necesita vitaminas, pañales y juguetes para distraerse.