La iglesia católica se encuentra en medio de las actividades del tiempo de Cuaresma, entre ellas están los viacrucis, que empezaron a realizarse el viernes pasado y continuarán cada viernes hasta concluir el 15 de abril, en Semana Santa.
Este año, para la feligresía de la Catedral Nuestra Señora del Rosario, de la ciudad de Estelí, el viacrucis retoma su horario original, que tradicionalmente se ha realizado a las 4 de la mañana, pero en los últimos dos años se había llevado a cabo durante la tarde.
Uno de los mayordomos de Semana Santa, de la Catedral de Estelí, dijo a Noticias ABC que todos los viernes de Cuaresma el viacrucis de este templo será en la madrugada, saliendo de catedral para realizar el recorrido correspondiente y culminando en la catedral.
Por lo tanto, invita a los creyentes católicos que asisten a la Catedral Nuestra Señora del Rosario a participar de los viacrucis en el horario en que se realizaban tradicionalmente, a las 4 de la mañana.
Viacrucis significa "camino de la Cruz", es decir, el que recorrió Cristo durante su Pasión, desde el Pretorio de Pilatos hasta el Calvario. Dicha expresión se utiliza también de modo habitual para designar una forma de oración acompañada de meditación sobre los acontecimientos ocurridos en ese camino de Cristo, al que se añaden el hecho de su muerte en la cruz, el descendimiento de la misma y su sepultura.
Junto a diversas oraciones, en general de penitencia y arrepentimiento, se van intercalando catorce meditaciones, que se llaman "estaciones", por lo que quienes hacen este ejercicio de piedad se detienen unos momentos para meditar en cada uno de los acontecimientos de la Pasión de Cristo.
Generalmente cada estación del viacrucis está marcada o adornada con una cruz hecha por familias católicas, en donde se detienen los feligreses para realizar la meditación correspondiente, enfocada en textos bíblicos, luego continúan hasta la siguiente estación, mientras, entonan cantos penitenciales. De acuerdo a fuentes documentales, los precedentes del Vía Crucis datan de los primeros siglos del cristianismo, de la piadosa compasión con que los cristianos primitivos veneraban los pasos de la Vía Dolorosa.
