Con sabor a barrio y a la autenticidad nicaragüense, la fritanga se puede comprar y comer en cualquier punto o calle de la ciudad de Estelí.
Bismarck Antonio Blandón Olivas sale en su triciclo desde tempranito a recorrer las calles estelianas con su venta de enchiladas, papas rellenas y tacos, tres de las comidas típicas más rápidas de encontrar en cualquier lugar.
Estos antojos pinoleros se convierten en una tentación para el paladar y en una manera de calmar el hambre para alguien que permanece la mayor parte del tiempo fuera de casa.
Bismarck lleva 7 años recorriendo las calles, donde según él, sus principales clientes son los trabajadores de las fábricas de puros que con poco presupuesto pueden comerse una rica enchilada de arroz con carne.
Camina contrarreloj para poder llegar a tiempo a las fábricas a vender y lo más satisfactorio para Bismark Antonio es saber que al final del día le han quedado 500 córdobas libres de ganancia.
Mientras Bismack Antonio Blandón pedalea su triciclo en busca de comensales, en otro punto de la ciudad de Estelí está Brenda Hernández, madre de dos hijos. Ella empuja un carretón con tacos y refrescos en búsqueda de clientes.
Según Brenda, una persona puede desayunar o almorzar con un taco y un refresco por 100 córdobas. Para conseguir una venta exitosa, ella sale a las 7 de la mañana y su primer punto de visita es el concurrido mercado Alfredo Lazo.
En las calles hay comida, trabajo, voluntad y ganas de salir adelante, como lo demuestra Raquel Martínez, una mujer que adaptó en un carretón la tapa metálica de una abanico como parrilla en la que asa carne y vende de manera ambulante en las calles de la ciudad.
Conforme avanza Raquel Martínez con su carretón, el olor a carne asada invade las calles, tentando y atrayendo clientes, incluso provocando que más de alguno rompa la dieta.
En un puesto fijo y cerca de una fábrica en el sector del barrio El Rosario vende enchiladas, tacos y papas rellenas Alba Nubia Talavera, otra ciudadana que apuesta por la venta de fritanga, tan buscada por la gente por su sabor y precio accesible.
La fritanga nicaragüense en las calles de Estelí no solo llena el estómago, sino que también alimenta el espíritu de superación de cada uno de estos hombres y mujeres que preparan cada comida y disfrutan de su trabajo.