“Gracias a Dios estoy vivo”, fue lo que exclamó el ciudadano Luis Saballos, quien conducía una rastra cargada con 12 metros de piedrín y se volcó ayer por la tarde en la temida cuesta de La Cucamonga, al norte de la ciudad de Estelí.
La rastra viajaba de sur a norte con destino a Ocotal, Nueva Segovia, pero las fallas en los frenos provocaron que el vehículo se diera vuelta al bajar la pendiente, dejando la cabina y parte del motor prácticamente inservibles.
Luis Saballos, conductor del pesado vehículo, no se reponía del susto del accidente, estaba sorprendido porque no le ocurrió nada y no dejaba de dar gracias a Dios, mientras observaba nervioso la cabina destruida.
“Jamás pensé que me pasaría esto, pero gracias a Dios estoy bien, lo único es que hay cuantiosos daños materiales en el vehículo y se perdió el piedrín, todo quedó regado a orillas de la carretera”, agregó el conductor.