A los 80 años de edad muchas personas ya no pueden ejercer muchas labores, sin embargo, Armando Montenegro se mantiene activo en el oficio del que se enamoró desde que entró como ayudante de albañilería, cuando era un niño.
Comenzó su camino como albañil siendo ayudante en la antigua empresa constructora Rufino González, en la ciudad de Estelí.
"A los 12 años entré de ayudante donde Rufino González y a medida de los tiempos yo he venido aprendiendo, ya desde los 18 años ya podía construir y a la fecha tengo 56 años de ser constructor", relató don Armando.
Con más de cinco década de trayectoria en el oficio, Don Armando ha sido testigo y partícipe del crecimiento y desarrollo arquitectónico del Diamante de la Segovia. Ha participado en la construcción de edificios emblemáticos que han marcado la historia de esta ciudad norteña.
"He construido edificios de dos y tres pisos y todavía sigo luchando. Trabajé con la familia Castillo, en el canal 6 haciendo las torres de los sistemas de señales, la de Matagalpa, la de Estelí, Somoto y en muchas ocasiones he trabajado en todo", cuenta a Radio ABC.
Aunque no estudió diseño o arquitectura, su trabajo al lado de ingenieros le permitió aprender valiosas lecciones que aplica en su trabajo diario, el cual sigue ejerciendo no solo por sustento económico, sino también por pasión.
"Yo trabajé con muchos ingenieros que me enseñaron la teoría de hacer planos, cómo se levanta un proyecto, cuáles son las bases fundamentales de un proyecto, qué es lo primero que hay que hacer, todo lo he aprendido a través de mis años”, dice honrado.
Uno de los aspectos más interesantes de su carrera fue su participación en la creación de escenografías portátiles utilizadas en varias producciones cinematográficas en Nicaragua.
"Trabajé montando la escenografía de la película La Historia de Karla filmada en Nueva Segovia. El jefe de este proyecto se llamaba Hernán Suárez, él me contrató a través de unos españoles haciendo montajes, escuelas falsas y todo eso era para producir una película, También en la película William Walker”, recuerda don Armando.
A los 80 años, Armando Montenegro sigue construyendo el sueño de muchas familias, como es el contar con una vivienda. El paso del tiempo no se ha llevado su pasión, calidad y esmero.