Durante más de dos décadas, las familias de la comunidad La Cruz número dos, de Estelí, han encontrado el sustento gracias a la recolección de material reciclable, siendo el vertedero municipal su punto de trabajo.
Sin embargo, la migración de otras familias provenientes de otros municipios ha generado tensiones en la comunidad, complicando la situación para los recolectores originarios de la zona.
Una pobladora, que prefirió permanecer en el anonimato por temor a represalias, dijo que muchos de los involucrados en actos de violencia son recién llegados de lugares como Waslala y Quilalí.
Según la denunciante, el principal problema radica en la disputa por el territorio en el vertedero para ejercer la función de recolectores, una situación que se está saliendo de control, con amenazas que incluyen el uso de armas cortopunzantes.
El caso más reciente se registró el pasado domingo 15 de diciembre y ante esta situación, solicitan la intervención de las autoridades policiales para prevenir mayores conflictos y garantizar la seguridad.
“Tenemos un problema. Hay bastante gente que viene de otros lados cercanos a la ciudad. Casi hubo una matanza entre dos familias que no son parte de nosotros. Necesitamos una cobertura de la policía, no nos dejan trabajar a los viejos del vertedero”, señaló.
