La Administración de Iglesia Catedral Nuestra Señora del Rosario de Estelí informó a través de un comunicado que desde ayer jueves 26 de agosto los lectores y ministros extraordinarios de la sagrada comunión no podrán ejercer sus ministerios y que la comunión se recibirá en la mano.
La intención es prevenir que el templo se convierte en foco de contagio y propagación del Covid -19, así mismo como una manera de resguardar la vida, manifestó el presbítero Osman Amador Guillén, primer Vicario Diocesano y Administrador de la Catedral Nuestra Señora del Rosario.
El sacerdote dijo que los servicios religiosos se mantienen de manera presencial, sin embargo, la feligresía debe ajustarse a los protocolos de bioseguridad que incluyen: uso exigido de mascarilla, desinfección de manos y distanciamiento social.
El religioso expresó que para las misas de cuerpo presente se deberá presentar acta de defunción y que en el caso de responso por difuntos se hará en el atrio de catedral con medidas extremas y no en casas, ni en otros lugares, como era costumbre hasta antes de la pandemia.
"En Catedral Nuestra Señora del Rosario, conscientes de la crisis que vivimos y que debemos custodiar la vida como don de Dios, estamos tomando estas medidas. Continúan las misas en horario ordinario: de miércoles a domingo a las 6 de la mañana, de lunes a domingo a las 5 de la tarde, domingos a las 6 de la mañana, 8 de la mañana, 10 de la mañana y 5 de la tarde", explicó el sacerdote.
"Seguimos respetando las normas litúrgicas en la misa, sin embargo, por razones obvias se pueden suprimir algunos elementos, por ejemplo: los cantos y la homilía", destacó el padre Osman Amador, quien agregó que "continuamos con los horarios de las confesiones de miércoles a viernes a las 5 de la tarde en el atrio de Catedral para guardar el distanciamiento".
"Hago el llamado a vivir nuestra fe con alegría, con esperanza y con precaución, en este tiempo de crisis debemos hacer conciencia y equilibrar la fe y la razón", manifestó el presbítero, quien sostuvo que "por un lado la fe me hace creer que Dios me ama y me protege, por otro lado, la razón me dice que la pandemia es una realidad y si no cumplimos con las medidas de bioseguridad nos podemos contagiar y Dios no lo permita, podemos morir".