Nuestro país, por años ha enfrentado graves problemas por la desintegración familiar provocada por el abandono del padre, la violencia intrafamiliar y la emigración de uno de los padres o ambos hacia otros países.
Esta situación está poniendo en riesgo la estabilidad emocional de niños, niñas y adolescentes que prácticamente están creciendo sin referentes morales y educativos que podrían enseñar los progenitores.
Debido a la inestabilidad económica, algunos miembros de la familia tienen que ir a vivir a otro país para conseguir dinero para mantener a sus hijos. Esto pone en riesgo las familias células principales de la sociedad, según el padre Francisco Valdivia, quien refirió que en algunas comunidades están quedando solamente los niños bajo el cuido de los abuelos o parientes.
Varias investigaciones sugieren que los hijos de familias desintegradas tienden a ser más violentos y agresivos que aquellos que han crecido en un entorno seguro. Además, también suelen tener más problemas con la justicia.
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Otro de los problemas más graves de los hijos de familias desintegradas es que pueden caer más fácilmente en adicciones como el alcohol o las drogas y tienden a desarrollar problemas mentales como depresión o ansiedad.
El padre Francisco Valdivia, párroco de la sub zona de Santa Cruz, Estelí, sostiene que esta situación está afectando con mucho rigor a las familias.
"El problema socioeconómico ha ido creciendo y esto ha venido obligando a muchas familias a tener que desintegrar su núcleo familiar para emigrar, abandonar su casa, su parcela, su tierra, para ir buscando mejores condiciones de vida, viajando hacia Costa Rica, España y Estados Unidos, que son los lugares de mayor elección para emigrar", explica el sacerdote.
"Esto provoca fenómenos fuertemente sociales que impactan directamente sobre el núcleo familiar, trae primero un problema de desintegración y luego la pérdida de valores fundamentales", añadió.