Un carretón y tres cajillas plásticas se convierten en las herramientas de trabajo de doña Silvia Gutiérrez Dávila, una mujer de 45 años de edad que recorre la ciudad de Estelí en búsqueda de clientes de sus refrescos de pinolillo, cacao, semilla de jícaro y cebada.
Silvia Gutiérrez Dávila es una especialista en ventas de forma empírica, a pesar de no haber terminado ni siquiera la primaria, su experiencia como vendedora le ha ayudado a salir adelante desde su niñez.
"Me he ganado la vida vendiendo frescos y carne asada, ahora vende cosas para frescos de aquí del mercado, recorro todo Estelí y todos sus barrios", cuenta la comerciante que ofrece flor de jamaica, semilla de jícaro, cacao, maní y pinolillo.
Ella asegura que la oferta de sus productos hace la diferencia porque la mayoría de vendedores en carretones lo que ofrecen son verduras. "Ayuda porque estos productos solamente los ando yo", sostiene Silvia.
Gracias a su esfuerzo esta vendedora ambulante ha logrado mantener a sus hijos y construir su propia casa. Ella cree que no existen días malos ni mala suerte, sino es la voluntad y la fe en el ser humano que le permiten crecer y salir adelante, a pesar de todas las crisis que se presenten.
Esta mujer recomienda no darse por vencida. "Con mi venta ayudo a mi mamá, yo trabajo desde los 7 años, hay que trabajar y lucha por la vida, el trabajo es honra, siempre hay oportunidades aunque yo no estudié", expresa la comerciante.