Miles de personas de distintos países y particularmente de Nicaragua han tomado la decisión de emigrar en busca de más opciones laborales para mejorar sus condiciones económicas, sin embargo, no es una tarea fácil, puesto que además del esfuerzo físico y monetario para poder lograr sus metas, requieren una diaria lucha psicológica y emocional, que para unos es más difícil de afrontar que para otros.
Varias personas se han visto abrumadas por factores como la discriminación, estar lejos de sus seres queridos, no encontrar empleo con prontitud en el otro país, las deudas que tuvieron que asumir para poder emigrar, cambios inesperados, el estatus migratorio, tener que aprender un nuevo idioma, encontrarse con una cultura diferente, temor al fracaso, entre otras situaciones.
Tales vivencias pueden generar depresión o ansiedad, por lo que hay quienes no han logrado lidear con ellas y en un momento de desesperación han decidido quitarse la vida. El caso más reciente es el de un joven originario de Jalapa, registrado en Wisconsin, Estados Unidos, el pasado viernes.
La psicológica esteliana Xiomara Rugama Urrutia manifestó a Noticias ABC que el proceso de la migración genera cambios positivos, pero también negativos que afectan el balance emocional de los migrantes, por lo que es importante estar atentos a las señales de alerta de un deterioro en la salud mental.
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"Recordemos que el choque cultural y la falta de la zona de confort que brindan los seres queridos y todos los factores conocidos del ambiente, son los detonantes de ese estallido emocional del que muchos hablan, pero pocos saben identificar. Así mismo, los factores negativos de vivir con depresión migratoria afectan considerablemente el estado de vida, puesto que las personas están en un período de inactividad y desanimo", explica Rugama.
La psicóloga también indica que los migrantes se pueden ver expuestos a sufrir depresión, o experimentar "Síndrome de Ulises" también llamado "Síndrome del migrante", los cuales son padecimientos diferentes. "El síndrome no es un trastorno mental, sino que supone un factor de riesgo a desarrollar un trastorno", dijo la especialista.
"Muchas personas desarrollan síntomas como irritabilidad, nerviosismo, migraña, insomnio, cansancio, miedo, pérdida de apetito y un malestar generalizado. Si estos síntomas no se tratan, pueden derivar a una gran depresión", agregó Rugama.
"La depresión genera apatía, sentimientos de tristeza profunda, no tener motivaciones para vivir... pero si paradójicamente se encuentran sentimientos de tristeza, pero sientes voluntad para trabajar e impulso de seguir adelante, entonces no se trata de una depresión, sino del Síndrome de Ulises. Aveces subestimamos el riesgo de un trastorno, no le prestamos la atención debida y esto puede influir en el riesgo de la persona que lo padece", comentó la psicóloga.
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La prevención es fundamental y en ello pueden ayudar las personas cercanas a quien está enfrentando ese tipo de situaciones. De igual manera, el migrante puede realizar diversas actividades, trabajar por lograr actitudes que le ayudarán a luchar contra los pensamientos negativos y buscar apoyo psicológico cuando lo necesite.
"Las personas cercanas al afectado deben escucharle con respeto, conectarse con los síntomas de la víctima, guiarlos para encontrar una alternativa de solución; el migrante debe dejar de lado la inactividad que le pueda provocar la depresión migratoria, practicando actividades como deportes u otros pasatiempos que le llenaban de satisfacción en su país natal", sugirió la psicóloga Rugama.
La psicóloga Rugama recomienda también "enfocarse en lo positivo, requiere mucho esfuerzo, pero lo puedes lograr. conseguir un propósito claro que te va a permitir darle más significado a tu estadía en ese lugar. Busca soluciones, no te estanques. Lo desconocido siempre nos llena de incertidumbre, lo importante es no dejarse abatir por esos cambios e ir con la mente preparada para enfrentarlos con la mejor actitud".
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"Tenemos que aprovechar todas las oportunidades que la vida y que Dios nos presenten. Evita mucha añoranza, recordar lo que se dejó atrás siempre serás una constante en la vida de los migrantes, así que piensa en lo que dejaste y extráñalo, pero toma acción y haz que las cosas positivas que quieres que para ti sucedan se den; convierte tus experiencias pasadas en el motor para hacer tu ahora mucho mejor", añadió la psicóloga.
Rugama considera también que "buscar apoyo de las personas cercanas es fundamental".
"Recordemos que el trastorno depresivo severo necesita más que un discurso motivacional, puesto que el afectado no escoge experimentar esa situación y frecuentemente lo vive de una forma dolorosa que puede perdurar por mucho tiempo. Inicialmente requiere atención especializada, esto puede ser complicado al no tener un seguro médico, pero hay grupos de ayuda humanitaria en todos los países donde se pueden abocar", concluyó Rugama.