El 20 de febrero se celebró el Día Internacional del Camarógrafo y Fotógrafo, quienes a través del lente de la cámara captan imágenes, que transmiten historias, situaciones y vivencias colectivas.
Noticias ABC conversó con el camarógrafo Pedro Rafael Tercero Ochoa, originario de Somoto, departamento de Madriz. Su pasión por la fotografía ha dejado huella en la memoria de muchas personas.
“Siempre me gustó, allí andaba yo tomando fotos en las comunidades. Y ahí me fui siempre más allá, hasta que me vine después de la comunidad de Santa Rosa hacia Somoto y agarré más fuerza”, relató Tercero Ochoa.
Aunque el fotógrafo somoteño Pedro Rafael Tercero nunca tuvo la oportunidad de estudiar fotografía de forma profesional, fue autodidacta, experimentando con diferentes técnicas, ángulos y perspectivas para capturar la belleza y la diversidad de su entorno.
“Allí me decían Pedro vamos a un evento , queremos un video, una foto, entonces ya fui comprando camarita JVC y con esa empecé a trabajar”, relata Tercero.
Pedro Rafael se caracteriza por tener un estilo fotográfico natural y espontáneo, que refleja la realidad tal como es, sin filtros ni retoques.
“Íbamos a las iglesias, eventos, 15 años, cumpleaños, bodas. Y así vamos todavía trabajando en eso. Gracias a Dios pues no se me ha olvidado porque soy fanático fanático de la fotografía”, confiesa el fotógrafo.
Sus imágenes no solo son fotografías, son fragmentos de historia, instantes congelados en el tiempo que permiten revivir emociones y recuerdos. Fue precisamente con las primeras fotografías a color, capturadas con una humilde cámara desechable, que Pedro Rafael se ganó un lugar en el corazón de los somoteños.
Pero su habilidad va más allá de la fotografía estática. También incursionó en el mundo del video, filmó momentos únicos y hasta trabajó como camarógrafo del periodista local Félix Ramón Alfaro y de otros reporteros de la zona.
Su talento para capturar la esencia de los momentos especiales y su capacidad para transmitir nostalgia a través de sus obras, lo han convertido en un verdadero tesoro viviente de Somoto.