Cada 4 de octubre se
conmemora el Día Mundial de los Animales, una fecha que busca generar conciencia
sobre la relación entre los seres humanos y el resto de especies que habitan el
planeta. En Nicaragua, esta celebración también abre la puerta a reflexionar
sobre prácticas cotidianas que, aunque arraigadas en la cultura y la economía,
pueden implicar sufrimiento para los animales.
El médico veterinario Javier
Emilio Reyes Lanuza señaló que esta fecha “nos invita a reflexionar sobre la
relación que tenemos con ellos y la responsabilidad que tenemos como sociedad”.
Explicó que el uso de caballos como animales de carga ha sido parte de la
tradición, pero muchas veces se hace sin considerar las necesidades básicas de
los animales, lo que deriva en condiciones de explotación.
“El uso de caballos ha sido
parte de la cultura, pero muchas veces sin considerar necesidades básicas de
alimentación, atención médica y descanso adecuado”, añadió el especialista.
En el ámbito turístico, el veterinario subrayó que existen alternativas sostenibles que evitan el sufrimiento animal y, al mismo tiempo, generan beneficios para las comunidades y el medioambiente. Entre ellas mencionó los paseos en bicicleta, caminatas guiadas, recorridos en vehículos eléctricos o experiencias culturales y gastronómicas que no dependen del uso de animales.
“Las comunidades pueden sensibilizarse y optar por alternativas económicas que no implique explotación animal. Todos podemos contribuir a que el turismo sea ético y sin dolor a otras especies”, declaró.
Esta efeméride también es
inspirada San Francisco de Asís, patrono de los animales y de la ecología. Recordado
por su profundo amor hacia toda la creación y por considerar que todas las
criaturas tienen un lugar en el plan divino. Para él, los animales no eran
inferiores, sino “hermanos y hermanas”, parte de una gran familia universal.
Entre sus enseñanzas más
conocidas está la idea de que los animales reflejan la bondad de Dios y merecen
respeto, cariño y protección. Sus biógrafos cuentan que hablaba con las aves,
protegía a los más pequeños e incluso pedía a los campesinos dejar un rincón
sin cosechar para que los animales silvestres pudieran alimentarse.