Masa de maíz, queso, margarina y mantequilla de costal se convierten en los ingredientes perfectos para la elaboración de unas auténticas rosquillas, pero el sabor, calidad y mercado, dependen de una buena harina cernida, amasado y entusiasmo.
Eso es lo que ha hecho permanecer en el mercado a doña Maribel Aguirre, quien hace 35 años decidió enfrentar la pobreza y necesidad de sus hijos, elaborando hojaldras y empanadas, pero también cargando un canasto en su cabeza para vender su producto.
Maribel Aguirre elabora deliciosas rosquillas. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
Ella es originaria de la comunidad La Esperanza, jurisdicción del municipio de Yalagüina, en el departamento de Madriz, que entre años y kilómetros recorridos aprendió sobre sobre negocios y administración que le sirvieron para crear capital propio, dejar su canasto e instalar su propio taller, donde hoy genera empleo para diez personas.
Doña Maribel inició horneando media arroba en casa de una amiga, quien les prestaba también los sartenes o cazuelejas, pero con sus ahorros y deseos de superación, ha logrado construir dos hornos y produce tres quintales diarios.
Con su pequeño negocio, Maribel da empleo a diez personas. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
"Comencé vendiendo ajeno, cuando tenía como 20 años de vender ajeno una tía me dijo que si continuaba así no iba a poder tener mi casa ni mantener a mis hijos, pero yo no tenía fondos y fue una prima la que se dispuso a ayudarme prestándome dinero. Le tuve mucho cariño al empezar a hacer mi trabajo propio y salí a vender, así le devolví el dinero a mi prima e invertí mi propia ganancia", relató doña Maribel a Noticias ABC.
El olor a rosquillas se siente desde la carretera y eso es lo que atrae muchas veces a clientes de diferentes lugares del país e inclusive de Honduras, Costa Rica y Estados Unidos, pero su anhelo es tener una marca y registro sanitario, que le permitan llegar a nuevos mercados.
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Durante 20 años, Maribel vendía ajeno y recorría varios kilómetros. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
Según doña Maribel, crear capital y tener un taller no es suficiente para prosperar, sino que se requiere de perseverancia, jugar con los gustos y exigencias del mercado, así también la buena administración del tiempo.
"Vendiendo mi propia producción me di cuenta que podía vender más y comencé a recoger poquito a poco para construir mi casita, donde estoy viviendo. Después de hacer mi casita yo he agrandado mi negocio y le doy gracias a Dios porque ahora se hornean tres quintales después de que yo solo hacía 25 libras", manifestó esta emprendedora.
