Un considerable grupo de personas entre sociedad civil, líderes religiosos y representantes de organismo de Derechos Humanos se reunieron el pasado viernes en el cerro El Coyol en Ciudad Antigua, con el fin reunir más pruebas en la escena donde ocurrió la masacre de tres personas el pasado 6 de noviembre.
Previo a la salida, la comisión pidió a la Policía Nacional del municipio de Ciudad Antigua, el acompañamiento ante la sospecha de una cuarta víctima, pero ninguno de los agentes uniformados quisieron acudir al lugar, ni tampoco recibir en sus manos los comunicados que entregaron los familiares de los tres hombres acribillados.
Unas 150 personas se movilizaron hasta un pequeño cultivo de café ubicado a orillas de un riachuelo que recorre las faldas de una huerta de frijoles donde ocurrió el crimen el pasado 6 de noviembre y donde se colocaron tres cruces de madera.
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En el sitio, se encontró parte de las vestimenta de los tres fallecidos: dos pares de botas de cuero y un par de bota de hule, tres pantalones rasgados, así como camisas con orificios de bala, además un total de 84 casquillos de fusil aka y cinco proyectiles de la misma arma sin ser detonados.
Juan de la Cruz Mendoza Quintanilla, padre del fallecido Margarito Mendoza Sevilla, dijo que sospechan de una pasada de cuenta porque anteriormente las victimas se habían tomado las oficinas del Consejo Electoral Municipal en reclamo de cédulas de identidad.
El alcalde del municipio de Ciudad Antigua, Henry Quiñonez, dijo que desde el 6 de noviembre nadie había llegado a la escena de la masacre por temor.
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