El reloj marca las cinco y media de la mañana. Empiezan a escucharse los ruidos de los vehículos en la calle, los gallos cantan y es el momento preciso para levantarse y arrodillarse a orillas de la cama para dar gracias a Dios por los años de vida y la familia, pero sobre todo por la oportunidad de servir a los enfermos a través de la eucaristía y sus oraciones.
Esa ha sido la vida durante los últimos 30 años de don Virgilio Vega Benavides, un hombre originario del municipio de Condega que llegó a la ciudad de Estelí lleno de ilusiones, mientras sus padres cambiaban de domicilio por un puesto de trabajo.
Durante uno de los actos religiosos en los que don Virgilio Vega ha participado como ministro. Foto: Cortesía
Entre esos sueños e ilusiones estaba el de estudiar y tener una carrera profesional, sin embargo, llegar a la universidad no fue posible, ya que siendo un adolescente y por ser el mayor, debió asumir la responsabilidad y manutención de sus hermanos tras el fallecimiento de su papá, fue entonces que le tocó vender revistas, periódicos y discos de acetato.
"No pude ir a la universidad, me tocó a mí asumir el rol de mi padre que murió, mi familia era muy pobre y numerosa. Era en la pobreza extrema en la que vivíamos, así que yo vendí periódicos, yo lustré, y de eso le ayudé a mi mamá. A los 16 años empecé a trabajar con don Hilario Montenegro en el Teatro Montenegro", recuerdo con Virgilio.
El estar en contacto con la música y la farándula a la entrada del Teatro Montenegro en 1960, lo llevaron a aprenderse algunas canciones de los Ángeles Negros e Iracundos, con los que participó en algunos festivales juveniles de la época que realizaban en el Parque Blanca, hoy 16 de julio, recuerdos que mantiene vivos en su mente y que de vez en cuando se da una cantadita a capela.
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Entregado al servicio de la iglesia
Aunque no es cantante, ni compositor, se considera un romántico empedernido, condición que le favoreció para enamorar y llevar al altar vestida de novia a la que hoy es su esposa: María del Carmen, con quien procreó cinco hijos, tres mujeres y dos varones, cada uno con vida independiente. "Un amigo me la presentó y me enamoré, fuimos novios tres años", cuenta don Virgilio.
Don Virgilio Vega junto a su esposa María del Carmen. Foto: Cortesía
Dar amor y fidelidad a una esposa paso a ser pare de su vida y responsabilidad, por ello era necesario dejar de vender revistas y periódicos a otros para emprender su propio negocio: Artículos religiosos Divino Niño Jesús, el cual ya tiene 30 años de existencia en Estelí.
Vender novenas a la Purísima e imágenes no bastaba para don Virgilio, él necesitaba llenarse de gozo y contentar su corazón, por ello decidió participar de un retiro espiritual de evangelización con el padre Julio López y asumió el compromiso de ser parte de la pastoral de los enfermos. Trabajo que desempeñó por 27 años en el Hospital San Juan de Dios, antes Alejandro Dávila Bolaños, donde tuvo la oportunidad de compartir la palabra de Dios, oración y la eucaristía con muchos enfermos. "Yo lo hago por amor, no para que la gente me rinde alabanzas", confiesa.
Parte de los miembros de la Pastoral de los enfermos de la parroquia El Calvario, a la que pertenece don Virgilio Vega. Foto: Cortesía
Don Virgilio, además de ser miembro de la Pastoral de los enfermos de la parroquia La Cruz del Calvario, se ha desempeñado como ministro de comunión, cargo que tiene en la iglesia católica desde hace más de 20 años, sin embargo, hoy está a punto de retirarse por problemas de salud.
