El consumo excesivo de bebidas carbonatadas o gaseosas en vez de agua, puede muchas veces llevar a enfermedades renales, incluida la insuficiencia renal crónica.

Una investigación realizada por la Universidad de Osaka, en Japón, demostró que aquellas personas que beben dos o más gaseosas al día tienen un mayor riesgo de sufrir una enfermedad renal. Así mismo, estas bebidas están relacionadas con el mayor riesgo de padecer cálculos renales.

La Asociación de Pro Ayuda a Enfermos Renales de la Segovia, en la ciudad de Estelí, desarrolla una campaña de sensibilización entre la niñez y juventud sobre la función de los riñones en el ser humano, también sobre la necesidad de alimentarse de manera sana e hidratación.

Ramón Mendoza, presidente de esta organización, manifestó que la Insuficiencia Renal Crónica se ha convertido en los últimos años en una epidemia silenciosa y que es alarmante saber que la niñez y juventud se está enfermando por malos hábitos de alimentación.

Según Mendoza, la diálisis y el trasplante renal, son los tratamientos finales que se pueden tener para sobrevivir, pero por los altos costos no siempre están disponibles. Aconsejó acudir a las unidades de salud a realizarse exámenes de rutina para evitar complicaciones, una práctica que en Nicaragua no es costumbre entre la población.

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Una enfermedad silenciosa

Los profesionales en la materia recomiendan beber más agua natural, jugos de frutas y verduras, y zumos naturales. De esta forma, se sustituyen los refrescos comerciales o gaseosas evitando a la par sus efectos lesivos.

En la actualidad la Asociación de Pro Ayuda a Enfermos renales de la Segovia brinda consejería, tratamiento a 30 personas entre niños y adultos, siendo la mayoría de pacientes de las comunidades rurales y de condiciones de pobreza extrema.

"Nosotros lo hemos dicho muchas veces, esta es una enfermedad silenciosa, la insuficiencia renal crónica te empieza a tacar sin que te des cuenta, cuando ya ves a veces es demasiado tarde. Si se hacen los controles adecuados y se mantiene aquella ingesta de comida y bebidas sanas, es factible la prevención", explicó Mendoza.

"No hay que esperar que los niveles de creatinina se eleven tanto porque para entonces los riñones ya estarán seriamente afectados y los médicos no podrán hacer mucho por tu salud", añadió Mendoza.

Colaboración: Famnuel Úbeda